Carta a un Amigo

Salida de Emergencia

Rafa. No te pregunto cómo estás porque se que mejor que todos los que dejaste atrás.

Las cosas aquí siguen igual que cuando te fuiste, creí que algo podía cambiar, pero lo único distinto es que ya no estás con nosotros, y tu ausencia duele. Es tan palpable que hay momentos en los que no sabemos qué hacer.

En todas partes hay un hueco, un trozo del vacío, lo suficientemente grande como para recordar que tú lo llenabas todo. Siempre pendiente de nosotros, estabas en todas partes dándonos lo que necesitábamos antes de que nos diéramos cuenta de nuestras necesidades.

Ahora ni nosotros sabemos lo que necesitamos, sólo que te necesitamos a ti. Aunque los que no te querían no quieren nombrarte, para enterrar la culpa con silencio. «Ese muerto ya está enterrado» dicen para no hablar del tema. Y tus amigos que también son los míos saben que duele recordarte.

Me duele que te ignoren, pero cuando alguien comenta algo de ti es peor. Nadie te comprende, y eso me duele aun más. Te llaman cobarde, y no se dan cuenta del valor que hace falta para tomar una decisión como la tuya. Me duele por ti, y por ellos, y por mí. Porque es gente que quiero y cuando yo también decida usar la salida de emergencia tampoco me comprenderán.

Yo sólo puedo reprocharte que te adelantaras a mí. Que abrieras la salida de emergencia antes que yo, que te fueras antes que yo, que no me contaras tus planes que también fueron los míos.

Lo que más me duele es haberte ignorado. Pasaba delante de ti todos los días y no te veía, tan preocupada por mí que no podía ver nada más. Y cómo duele saber cuánto tuviste que sufrir, qué larga se haría para ti esa noche de pesadilla hasta que encontraste la salida al amanecer. Luchando contigo mismo, que es la peor de las luchas, y una lucha perdida.

A veces dicen que sienten tu presencia todavía entre nosotros, pero se equivocan, que yo sé de eso. Eran tantas tus ganas de marcharte que te has ido para siempre, y me alegro por ti. Sigue adelante, amigo, sin volver la vista atrás, y disfruta de la paz que aquí no conseguiste.

Un día yo también saldré por la puerta de atrás, sin hacer ruido, cuando sea consciente de que mi tiempo ya está acabado, y hablaremos. O seguiremos en silencio, como antes, como ahora. Pero ya  sin dolor.

 

Descansa en Paz, amigo, tú que puedes.

Los muertos te seguimos llorando.

 

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Angelika BC

2 Respuestas a “Carta a un Amigo

  1. He venido a visitarte por consejo de Nieves (Avernolandia`s blog). Te deseo mucha suerte.
    Me ha encantado esta entrada. La gente es muy dada a juzgar de forma superficial decisiones ajenas de esta trascendencia. Seguro que a Rafa —allá donde esté— le habrá complacido este homenaje.
    Saludos.

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