Visita al U-434.
En el puerto de la ciudad de Hamburgo, al norte de Alemania, descansando plácidamente sobre las aguas del río Elbe, se encuentra uno de los pocos submarinos del siglo pasado que se han salvado de ser un montón de chatarra desguazado. Ahora convertido en museo, el U-Boot 434, este abuelo jubilado puede relajarse lejos de guerras y espionajes. De momento.
Como todas las cosas que tienes cerca y sabes que de ahí no se van a mover (en este caso porque el submarino está anclado al puerto, y ni siquiera la tormenta huracanada Xavier que inundó la zona el año pasado, lo movió de su sitio), tardé en hacerle una visita, que merece la pena o más bien la alegría.
U-Boot es la forma simplificada de Unterseeboot (barco debajo del agua) o submarino. En la cabina aparece pintado U-434, por lo que yo me creí ilusionada que se trataba realmente de éste submarino alemán. Si habéis visto la película «Das Boot» de 1981, que recomiendo, se cuenta la historia del U-434, una historia muy humana en una guerra deshumanizada, y oye, le coges cariño al aparatito. El U-434 era de la clase VIIC de 1941.
Pues va a ser que no, porque aunque la película está basada en hechos casi reales, el verdadero U-434 descansa en paz en algún lugar del fondo del mar de las Azores. Por desgracia, no se trata del verdadero U-434, sino del submarino ruso B-515, construido casi a imagen del primero. Me llevé una desilusión al saberlo, pero bueno, teniendo en cuenta que al de verdad sólo lo pueden visitar Bob Esponja o la Sirenita, la idea de ver un submarino diésel por dentro sigue siendo fascinante.
El submarino está varado junto al bonito edificio del Mercado de Pescado (Fischmarkt), que es a la vez, museo, mercado de pescado y sala de eventos. En el momento de la foto se celebraba la Oktoberfest con sus ricas cervezitas de trigo. Ahora está en un lugar más céntrico, y no perdido en los muelles como estaba antes.
Sobre la cabina, en la proa, hondea la bandera naval rusa, que no hay que confundir con la bandera de Galicia, por dos razones: Galicia no tiene submarinos (aunque el verdadero U-434 visitó la Ría de Vigo, mi segunda ciudad de adopción, en su momento) y aquí hay un aspa y no una diagonal. El B-515 es un submarino de la clase Tango (no me preguntéis a quién se le ocurre las clasificaciones) construido en 1976 para espiar por el Mar del Norte. Por su condición de espía tiene un revestimiento interior de caucho de unos 15 cm. que es como un escudo mágico que lo vuelve invisible. Ante un Sonar, claro, por mucho que lo mires no va a desaparecer.
El puerto de Hamburgo se encuentra a unos 100 km. del Mar del Norte, de ahí que el agua parezca tan sucia. Al estar en pleno estuario del río Elba arrastra mucha arena. La humedad ambiental en la ciudad suele ser de aproximadamente un 100%, así que no es raro que tenga unas cuantas manchas de óxido. Aquí dónde lo veis, está conservado de maravilla. Bueno, para ser sinceros no lo pillé en día de limpieza. Aquí podéis ver la escotilla de proa.
Vista de la popa del U-boot con la ciudad al fondo. Este abuelo todavía puede ponerse en marcha, estuvo en activo hasta 2002, y el año pasado durante la conmemoración del octavo centenario y más del puerto (824 años), hizo un corto viajecito desde los muelles junto a la Filarmónica de El Elba, que es el edificio moderno acristalado que se puede ver en el extremo superior derecho de la foto, detrás de una grúa porta-contenedores roja, en el sector de la ciudad conocido como Hafen City (La ciudad del Puerto). Ese día estaba más limpio. A la izquierda de la fotografía y cubierta de andamios está la torre de la Iglesia de San Nikolas, la única que permanece en ruinas. Y un lugar al que tengo un especial cariño, no sólo porque se llame como mi gato, sino porque hasta estas ruinas solía venir paseando los primeros días de mi llegada (a mi cuarta ciudad de adopción).
Visto fuera del agua sería bastante similar a su primo el U-543 de la foto, que sí se trata de un U-boot alemán de 1941, ahora propiedad de un submarinista danés que no sabe muy bien dónde guardarlo, porque el lugar donde estaba como parte de un museo en el puerto de Liverpool ahora es un terreno de casas de lujo. Así que este pequeñín de Hamburgo tiene suerte, él mismo es el museo y se ha salvado de se ser chatarra. Se merece una visita. Vamos allá.
Entramos por un puente en la popa del submarino.
Desde allí se pueden recorrer dos de los pisos con estancias separadas por bonitas escotillas. Pasar con prisas es un poco incómodo y no probé a mover las puertas, que tienen pinta de ser pesada. Dentro, miles de cachivaches frente a los que puedes estar durante horas intentado adivinar para qué sirven. Visto desde fuera parecía bastante pequeño para todo lo que debía contener, así que me pregunté si no me daría un poco de yuyu o la neurosis de la lata de conserva (Blechkoller), que se dice que sufría la tripulación, pero estaba tan entretenida que me lo pasé pipa y en ningún momento me sentí como una anchoa. Al otro lado, se puede ver el pasillo de la zona de oficiales.
Si no entiendes mucho del funcionamiento de un submarino tanto cachivache te marea, sobre todo porque ofrece pocas pistas sobre su uso el hecho de que todo esté escrito en caracteres cirílicos. Aun así, como tengo una curiosidad enfermiza, he intentado encontrar algo de sentido en lo que vi. Válvulas las hay cada paso y medio, pero esta me llamó la atención, vete a saber por qué. No sé que marca, pero el submarino podía bajar hasta una profundidad de 400 metros.
Nada más entrar a nuestra izquierda nos encontramos con la sala de torpedos de popa. En la foto, un bonito torpedo al que no le han pasado una mopa en un tiempo, del calibre 533. Podían llevar 24 como éste .
En el cartel pone Torpedoladeluke, o «escotilla de carga del torpedo». Abriendo estas escotillas se colocaban dentro los torpedos que eran lanzados desde la sala de mando. Creo recordar hay dos en la popa y cuatro en la proa, si no cambio de sitio una y otra. Lo que hace un total de seis escotillas.
Y aquí estarían las otras cuatro escotillas. Junto con los torpedos y las escotillas de carga hay literas desplegables, y es que aquí dormía y pasaba el tiempo parte de la tripulación. En el cartel pone: Hydraulikzyllinder zum Ausfahren des Backbord-Tiefenruders. que viene a ser algo así como «cilindro hidráulico para pasar el timón de profundidad de babor». no es que tenga muy buena vista, que la tengo, es que las fotografías originales son de mayor calidad y se ven todos los detalles. Para quién tenga dudas, babor queda a la izquierda y estribor a la derecha. Yo siempre dudo.
Estas escotillas también servían como salida de emergencia o para tirar cadáveres al mar. Tienen una doble puerta para que no se llene de agua la sala, aunque creo que este detalle sobra por lo obvio que es.
Por esa tubería circula el gasoil. Todavía se podía oler por toda la zona. El U-boot funciona con tres motores diésel que alimentan cuatro maquinarias eléctricas, tres de alta propulsión y una de baja. Podía alcanzar una velocidad de 13 a 16 nudos (unos 26 km/h de media).
Siguiendo el camino a lo largo del submarino pasamos por el pasillo que da a las salas de oficiales.
El camarote del Comandante ¿estará dentro?.
Pues sí, ahí está el hombre con su uniforme de un blanco perfecto y todo planchadito. ¿Parece incómoda su litera?, pues es de las mejorcitas.
La sala de Oficiales y de operaciones de guerra. Aquí es donde se reúnen todos a maquinar, tomar el café, pasar el rato, esas cosas.
El moviliario de la sala de oficiales es todo un lujazo, tienen una mesa fija y asientos. En los paneles de madera hay armarios, unos ocultos y otros no tanto, para guardar cosas. Por desgracia no salió visible una fotografía de uno de los cuadros que adornaban la sala, una foto de la estatua de la Libertad vista a través de la mira telescópica de un periscopio.
Aquí hay más oficiales durmiendo. Por supuesto, tienen una plancha para su uniforme de gala.
La sala de radio.
Y esta puerta al final del pasillo nos lleva al cuarto de baño de oficiales.
Un tres en uno, lavabo, váter y ducha incorporados. Y si te aburres puedes controlar las llaves de paso.
Parece que quiere decirnos algo.
Tal vez recordar a su colega que no lleva zapatos. El caso es que las habitaciones de los oficiales no están nada mal, ¿verdad?, sus cómodas literas, sus escritorios, cajones, armarios. No es como tirar un colchón en mitad de un pasillo.
Todas las salas están comunicadas por teléfono.
Cualquier rinconcito es bueno para echar una siestecilla.
¿Que hay una fuga?, no importa, se coloca un cubo y apañados.
Un buen sitio para acumular trastos.
Más controles.
Mejor no pasamos por ahí, no sea que toquemos algo y la liemos …
Cuidado con los cables pelados, pueden soltar chispas.
Vamos hacia la sala de máquinas.
Todo un tercio de la planta baja lo ocupan los motores, eléctricos y de gasóleo, y los generadores.
Seis grupos de motores diésel.
Paneles de mando de los motores.
El engranaje de uno de los motores diésel D420.
Sala de control de máquinas
¡A toda máquina!
Yo que tú no acercaba el oído.
El cuarto de baño de la tripulación. Hagan cola, señores.
Una litera tan cómoda que se marcan los hierros del somier. No apta para princesitas a las que no les gustan los guisantes.
La sala de documentos secretos también sirve de enfermería.
A ver … ¿qué llave muevo?
Por aquí se sube a la sala de control y a la zona más interesante del submarino. Por desgracia, estaba cerrada, tendría que haber contratado a un guía para que me dejaran verla, pero como me gusta trastear a mi sola, no lo hice…
Detrás está el acceso a la sala de mandos, radares, la sala del periscopio, todo lo que no pude ver por no llevar guía.
Unas escaleras que bajan o suben según sea tu posición. En este caso no me traiciona mi sangre gallega y sé que bajan al nivel más inferior de todos, donde están los motores.
Una cocina completita. O no del todo ¿dónde está la cafetera?.
Con estos mandos se manejan los motores de babor y estribor.
¿A que parece fácil conducir un submarino?
Un panel de luces apagado.
Este ejemplo de tecnología punta es el que más me impactó.
No, no es una máquina de café, y mira que a echo en falta. Menos mal que siempre llevo mi termo en la mochila.
Si será por lavabos, ya he visto 3.
Creo que aquí me voy a asomar pero no voy a pasar.
Telefonía fija, de la mejorcita de la época.
No estoy muy segura de no haber pasado ya por aquí.
¿Qué hora será? Tantas esferas con agujas y todavía no he visto ningún reloj.
Otra escotilla, ya empiezan a dolerme las cervicales y las lumbares de tanto agacharme, porque soy bajita, pero las escotillas apenas tienen un metro de diámetro.
¿A dónde lleva este tubo? Ni idea.
Nos despedimos de la amable y silenciosa tripulación, dejando que coloquen la hélice donde tenga que estar.
Y por estas escaleras, salimos al exterior.
Esta hélice es de adorno, poca ayuda ofrece ya.
Esquema de cómo funcionan los motores.
Por si no sabéis cómo funciona un submarino (yo no lo sabía) un educativo esquema. Viendo dónde se almacena el agua, la capa de revestimiento espía, lo pequeño que se ve por fuera y lo grande que se ve por dentro, me quedé más perpleja de lo que estaba antes de entrar.
Y si os preguntáis dónde está el verdadero U-434, pues precisamente esas son las coordenadas: 36º 15´N, 15º 48´W. Hacia abajo, ya no sabría decir a cuántos metros de profundidad está, todos los que haya hasta el fondo …
Ya sé que estas fotos estarían mucho más monas editadas, dónde va a parar, pero aquí entre nosotros, no sé 😦 . Me limité a bajar la resolución para que entren muchas y firmarlas, oye, que para ser una muñones de la fotografía como yo, ya es algo. Espero que os haya gustado el paseo por un U-boot y que os produzca … ¡felices pesadillitas!
Fotografías: Angelika BC.
Pues si, me ha gustado… Hubiera pagado por estar ahí. Un besazo hermosa!!!!
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Sí, te cobran la entrada …
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Genial Me encantó, el Tubo era el periscopio sin duda, un abrazo che.
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¡Muchas gracias Jorge! Me alegra que te guste 🙂
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V ery interesting post
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Thank you!!! 🙂
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