El Parque Temático de los Abandonados.
No tenemos que irnos muy lejos para encontrar edificios abandonados, en ruinas, amenazando ruina, o simplemente, que ya no están. Aquellas casas antiguas que tenían tanto encanto y que son maltratadas por el tiempo, hoy en día es más cómodo y rentable dejar que se derrumben y construir una nueva y más moderna, pero sin encanto, en el solar que ocuparon. Y si no hay dinero, dejar que las casas se derrumben y en los solares dejar que los grafiteros den rienda suelta a su imaginación y decoren las ruinas consiguiendo un bonito y vergonzoso parque, un espacio abierto en la ciudad para que pasee la miseria, la soledad, el abandono y el asco. Esto ocurre en todas las ciudades, para qué negarlo, pero la ciudad de Lisboa ha sabido sacar provecho a la Arquitectura de la Vergüenza, y convertir los escombros en arte.
Por toda la ciudad, hermosos edificios de fachadas con azulejos, piedras talladas y sobre todo muchos muchos años, son sólo cáscaras vacías. Las ventanas y las puertas están tapiadas por ladrillos y encima de la puerta principal, un cartel que dice: “Patrimonio Municipal”. Esa es su sentencia de muerte. Teóricamente ese edificio está preservado para su rehabilitación, pero son tantos y tan poco el dinero que hay, que sólo les queda esperar a derrumbarse. La gente que vivía allí, los que ya no tienen casa, lo respetan, se limitan a pintar las ventanas tapiadas de colores vivos, sobre todo amarillo, y colgar un gran cartel que dice “Por aquí también pasó la vergüenza”.
Seguidme en mi paseo por los escombros de esta bonita cuidad, los lugares turísticos se los dejaremos a otros. Siguiendo a un gato blanco, y algo negro, como Alicia en el País de las Maravillas Ruinosas os mostraré el camino de una Lisboa solitaria, donde se juntan dos mundos, el de las villas lujosas y el de las ruinas, muy ricos y muy pobres, sin término medio. El señor Gato, uno de los humildes habitantes de este barrio, será nuestro guía.
Los caparazones vacíos de las casas nos rodean, cegados con sus ventanas tapiadas. Don Gato se para delante de una casa que conoció mejores tiempos. El portal perdió su numeración, pero no importa, todo está perfectamente documentado, pintemos el número no sea que la casa se despiste. Y para que no se mueva de su sitio, unos tubos oxidados de hierro la apuntalan, como un corsé ortopédico gigantesco. O mejor, como una cárcel de enormes barrotes.
Los andamios ya estaban cuando la gente vivía aquí, son para que no se derrumben los muros, no porque tengan pensado realizar obras. El portal 38 no lo han tapiado, así podemos ver la zona al otro lado del espejo, donde las casas parecen nuevas. Y lo son, es la zona que sí arreglaron. En el telefonillo pone que un día allí vivió un médico. Don Gato no sabe nada de aquel doctor. Y en el número 40, tras una puerta de madera podrida y cortinas raídas, todavía vive gente. Pero silencio, es secreto.
Y el doctor del 38, ¿cómo entraba a su casa?. Tras los arcos, las casas reformadas y el otro mundo, el que se puede ver. Hasta parece que la hierba prefiere crecer del lado de los vivos.
Vamos a asomarnos a esa puerta de hierro con rejas del 42. Hay un portal de escaleras empinadas con sus buzones oxidados. Parece que no hay cartas. No sé vosotros, pero a mí me parece que la casa está bastante bien, yo he vivido en casas más viejas, todo hay que decirlo. Pero aquí están vacías, cerradas, apuntaladas. Sin ningún cuidado, cada vez se va haciendo más difícil su arreglo, hasta que resulte imposible. Pronto, acabarán todos como en el parque de la Calle de los Ciegos. Sigamos la calle, Don Gato nos lleva ventaja.
Vamos de paseo por la Calle de los Ciegos, aquella que guarda lo que nunca debe ser visto. Pero hoy se han dejado la puerta abierta. ¡Ups, qué descuido!
Entramos a la Plaza de los Abandonados por la calle que baja del castillo de San Jorge, es un atajo fuera de las rutas turísticas, el tranvía y el minibús llenos de turistas rodean la zona por ambos lados. La parte visible.
En el barrio de la Alfama, uno de los más antiguos y con más encanto de Lisboa (y tradicionalmente uno de los más pobres), hace unos años se puso de moda entre la gente con dinero comprar casas viejas y construirse hermosos palacetes. Las vistas son muy buenas. Ahora esas casas son patrimonio municipal, para protegerlas de la especulación y a sus vecinos de un derrumbe de techo, pero no de la ruina, separadas de sus primas lujosas por parques de escombros.
Lo que en su día fueron entrañables casitas de dos pisos con la misma estructura, que daban a una acogedora placita, nos muestran ahora su esqueleto. Un simpático osito con flequillo nos da la bienvenida desde el tejado, parece que se alegra de ver gente.
La ventana tapiada pintada de amarillo se ha convertido en un símbolo de las casas abandonadas. Los ladrillos condenan la casa a la oscuridad, pintarlos de amarillo es como fingir que todavía brilla el sol, fuera, claro.
La puerta del número 35 está abierta. Curiosamente es la única puerta que conserva la placa de numeración original. El resto de las casas tiene el número pintado con tinta negra. La dueña de la casa es muy amable y nos deja pasar a su humilde hogar. ¿Entramos?.
Nada más entrar, al fondo, nos recibe una cálida chimenea. Todas estas casitas tenían chimenea que hacía las veces de cocina. Son las pocas estructuras que se mantienen en pie. ¡Ay, el calor del hogar!, el fuego hace tan acogedora una casa…
No quedan paredes, ni el techo ni el suelo de la planta de arriba, la linda casita que se ha convertido en un loft, cosa que no está mal a juzgar por el tamaño de las habitaciones. Sólo quedan los colores de las paredes para recordar que un día, alguien vivió aquí y decoró su habitación a su gusto. ¿Cuál te pides?. Yo la verde.
El piso de arriba y la buhardilla; como es obvio, estas casas también han perdido su tejado. Solamente los cuatro muros de la estructura están en pié, las vigas de madera cedieron arrastrando los suelos y las paredes interiores. Otras menos deterioradas tienen un espantoso tejado de uralita. Las protege de la lluvia, pero si yo fuera una de estas casas, preferiría que por lo menos me visitara la lluvia, así se riegan las plantas que crecen por todas partes. Arriba se puede ver la chimenea de la casita de al lado. Los restos de habitaciones me hacen recordar mi cuarto de la infancia. Las paredes estaban pintadas de azul celeste y mi madre dibujó unas nubes blancas en la parte de arriba. Aquí sólo tienes que alzar los ojos para ver el cielo azul y las nubes. Ventajas de no tener tejado.
Os presento a la única inquilina del 35, la señora paloma. No vamos a molestarla más, está un poco desmejorada, como la casa, mejor la dejamos descansar en paz con los restos de las pinturas de las paredes. Ha sido usted muy amable por enseñarnos su última morada, señora paloma.
Entremos en la casa de al lado, la vecina también es muy simpática y agradece un poco de compañía. Aquí, entre vecinas, hay muy poca conversación. Otra cosa era cuando sacaban las sillas a la plaza y se sentaban a pasar la tarde, y como decía mi abuela “a cortar trajes”, yo pensaba que todas las vecinas de mi abuela se dedicaban a la costura, hasta que me enteré de que la frase significa “a criticar”. Pero esta vecina tiene cara de buena persona, y suerte, su casa por lo menos conserva algunos azulejos, y hasta una pared. La eterna emigrante, Florence Owens.
También conserva su chimenea, probablemente fue la cocina. El verde agua de las paredes es una bonita elección a la hora de decorar tu casa. Eso quiere decir que tienes buen gusto, como yo.
En el 37 vive todo un intelectual. Se parece bastante a Fernando Pessoa. Por las alas que tiene en la espalda parece que va a salir volando de un momento a otro. Es lo malo de estos lugares, todavía puedes encontrar poesía, pero no tardará en volar.
Como no hay tejados, las plantas crecen felices, la basura que tiran dentro les sirve de abono, y para los mosquitos… hasta ha crecido una planta carnívora. Tranquilos, no muerde si la saludas con respeto.
Nos despedimos de tan amables vecinos y salimos por dónde hemos entrado. Si os fijáis en los ladrillos que cubren la ventana junto a la puerta, aunque los pintes por fuera de amarillo, dentro no entra el sol. Inundará el solar el día que se derrumbe.
El señor Don Gato ha encontrado su pescadito y aquí se despide de nosotros. Salimos de la plaza antes de que se den cuenta de que la puerta está abierta y nos la cierren. Aquí empieza el callejón de los Tuertos, y termina nuestro paseo. Volvemos a la civilización… ¿o salimos de ella…?
Ya que hemos subido la colina, vamos a acercarnos al mirador bajo el cual se extiende todo el casco ruinoso. Da unos cuantos pasos y:
Un paso más y están las rejas del mirador. Que des más pasos ya depende de ti, porque lo siguiente es volar.
Tentador, pero mejor tomar un cafecito en una escondida y solitaria cafetería recomendada por el señor Gato, donde el simpático camarero me regaló una rosa.
Gracias por venir conmigo en este viaje, ha sido un placer vuestra compañía.
Angelika BC
Advertencia importante para la salud: Tanto las fotografías como el texto son producto de la mente desquiciada de la autora (por si no ha quedado claro en cada foto), que, dada su personalidad bipolar, es la única con derecho a plagiarse a sí misma. A cualquier otro ser vivo, animal o planta, que ose atentar contra mi propiedad intelectual, se le confeccionará un bonito muñeco vudú.
Avisados estáis. Y recordad, ¡felices pesadillitas!
¡No se me ocurriría jamás plagiarte nena!
Es triste que se abandonen tantas casas con la falta que están haciendo ahora, fíjate… Hermosas fotos. Un beso desde mi infierno.
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¡Gracias guapaaa! No si no ya se yo que tú no. 😀
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Estás hecha una buenísima fotógrafa – reportera 🙂
Después de visitar tanta miseria y abandono, poner la foto del cafelito con la rosa en blanco y negro ha sido todo un acierto.
Voy a hacerte caso e inspirar y suspirar bien hondo… a ver si se me pasa esta desazón.
Muchos besitos, cariñico!!
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¡Muchas gracias Sirenita! Y no sabes lo bien que me supo ese café … 😀
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Ala pues a mi me gusta la foto de la rosaaaaa,que no es plagiar no? Sólo quitarle fotos a la que me adiptó
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Te la dedico si quieres 😀
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Jajaja vale! Mola ,…pero de todas formas otro día q me sienta así bien ,lo intentaré igualmente ,jajaja ,te teroo
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¡¡¡Guapa!!!
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Bueno ,pues voy ha intentar quitártela o plagiar tela,o robártela o lo que mejor me parezca…
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Angelikika no puedo …..y hoy no tengo fuerzas para dejar que me pinches ,ya sería para suicidarme!
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A ver hermosa, que el muñeco vudú es solo para protegerme del otro bolg en el que escribía antes, ay cómo te lo tengo que decir, corazón mío?
No sea que el venga el misterioso a decir que por qué duplico los post, bueno sin contar con los taringueros que esos ya se sabe que copian hasta el modelo de bragas.
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Yaaaa yaaaaaa que tas tonta que no ves que te chincho?
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